Actualmente
este tema está siendo muy debatido en la sociedad. A priori se sabe que mentir
no es bueno y, por lo tanto, nada ético. Los ciudadanos exigen tener
conocimiento de lo que pasa a su alrededor y contar siempre con la verdad.
Muchas veces esta verdad es modificada, por ejemplo, por los medios de comunicación, que están bajo el mandato de
sus superiores, los políticos, y de una manera u otra los manipulan. En este
aspecto es donde surge la duda: ¿lo hacen para proteger al “pueblo” o en busca
de su propio beneficio?
Cuando
se plantea la pregunta ¿es ético mentir en política?, lo primero que se tiende
a pensar es que no, pues la mentira está catalogada como algo dañino y
perjudicial en la sociedad. Si analizamos profundamente el tema, nos podemos
dar cuenta de que mayoritariamente hay desventajas, pero, sorprendentemente, se
puede encontrar alguna ventaja.
A
diario observamos cómo cada canal de televisión expone su propia versión de un
mismo hecho. Lo hacen dependiendo del partido político al que apoyan. Muchas
veces no les interesa que la sociedad sepa cómo es una notica realmente, ya que
puede perjudicarles.
Antes
de las elecciones, los políticos prometen cambios y progresos que muchas veces
no se llevan a cabo. El único objetivo
es persuadir a la población para que les voten y así conseguir el poder. A
partir de que esto ocurre, traicionan la confianza del pueblo, olvidando lo que
han prometido, y en lugar de llevar a cabo mejoras socio-económicas, lo único
que hacen es intentar ganar el máximo dinero posible (muchas veces no de forma lícita) y autobeneficiarse.
Al
hacer esto, de una manera indirecta, nos están privando de libertad y derechos,
pues estamos siendo víctimas de un engaño continuo, que no sabemos hasta qué
punto puede afectarnos. España actualmente está viéndose afectada por las
mentiras de los políticos, pues el partido que está gobernando, para conseguir
la candidatura, prometió al país que saldría de la crisis, aumentarían los
puestos de trabajo, etc. A día de hoy, sabemos que hay una situación económica
desfavorable y que cada día hay más parados y gente desahuciada. Además, se
están privatizando muchas instituciones que antes eran públicas, están
denegando becas a gente que lo necesita y el nivel de vida cada vez está siendo
más costoso. Debido a este tipo de acciones, los políticos están perdiendo
credibilidad, incluso aquellos que realmente quieren hacer buenas labores para
la sociedad.
Desde
otra perspectiva, toda mentira tiene algo de verdad. Aludiendo al tema de la
prensa y las noticias, una razón de que no cuenten toda la verdad y que alguna
veces “maquillen” los hechos es con el fin de no alertar demasiado a la
sociedad, o que simplemente hay verdades que no pueden ser contadas por el mero
hecho de que pueden herir la sensibilidad de ciertas personas y esto
sobrepasaría los valores de la moral humana.
Bajo
mi punto de vista, todo lo ético y moral debería estar basado en la verdad. En
el tema referente a la política, esto cobra más relevancia, pues todo lo que
acontece en nuestro país es sumamente importante y nunca debería estar la
mentira de por medio, es más, tendría que haber transparencia en los hechos.
Por otro lado, si analizamos otras situaciones de la vida, nos damos cuenta de
que hay verdades que hacen daño y que muchas veces es mejor mentir, pero sólo
para proteger al individuo de algo que no está capacitado para conocer o que le
puede herir psicológicamente. En este caso, en el ámbito político, se recurre a
esta serie de mentiras, o también llamadas falsas promesas, con el fin
mencionado de persuadir a la población. Esto se hace de forma intencionada, es
decir, los políticos saben que están mintiendo o enmascarando la verdad
deliberadamente, por lo que sus acciones no son moralmente aceptables según
nuestros valores éticos de hoy en día. Además, con sus acciones están alterando
el presente de todo su pueblo, el cual se supone que es por el que están luchando
e intentando mejorar. Basándonos en nuestra vida diaria, me gustaría poder destacar
que todos, sin excepción, cometemos errores y, por consiguiente, mentimos:
estas mentiras pueden perjudicar a ciertos y contados individuos, no a una gran
masa de población, como pasa en el caso de la política.
En
resumidas cuentas, yo apuesto por un “no” rotundo a la cuestión previamente
planteada: no es ético mentir en política. Como ya he argumentado, existen
algunas excepciones y casos en los que la mentira puede estar justificada, pero
hemos puesto de manifiesto que la mentira acarrea más inconvenientes que
ventajas, y puede perjudicar a todo un país. En definitiva, los políticos
deberían prometer menos y actuar más honradamente a favor de su pueblo.
Sheila Pérez Lorenzo (1ºBAC HUA)
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