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martes, 4 de noviembre de 2014

Mentiras y política



Actualmente este tema está siendo muy debatido en la sociedad. A priori se sabe que mentir no es bueno y, por lo tanto, nada ético. Los ciudadanos exigen tener conocimiento de lo que pasa a su alrededor y contar siempre con la verdad. Muchas veces esta verdad es modificada, por ejemplo, por los medios de  comunicación, que están bajo el mandato de sus superiores, los políticos, y de una manera u otra los manipulan. En este aspecto es donde surge la duda: ¿lo hacen para proteger al “pueblo” o en busca de su propio beneficio?
Cuando se plantea la pregunta ¿es ético mentir en política?, lo primero que se tiende a pensar es que no, pues la mentira está catalogada como algo dañino y perjudicial en la sociedad. Si analizamos profundamente el tema, nos podemos dar cuenta de que mayoritariamente hay desventajas, pero, sorprendentemente, se puede encontrar alguna ventaja.
A diario observamos cómo cada canal de televisión expone su propia versión de un mismo hecho. Lo hacen dependiendo del partido político al que apoyan. Muchas veces no les interesa que la sociedad sepa cómo es una notica realmente, ya que puede perjudicarles.
Antes de las elecciones, los políticos prometen cambios y progresos que muchas veces no se llevan a cabo.  El único objetivo es persuadir a la población para que les voten y así conseguir el poder. A partir de que esto ocurre, traicionan la confianza del pueblo, olvidando lo que han prometido, y en lugar de llevar a cabo mejoras socio-económicas, lo único que hacen es intentar ganar el máximo dinero posible (muchas veces no de  forma lícita) y autobeneficiarse.
Al hacer esto, de una manera indirecta, nos están privando de libertad y derechos, pues estamos siendo víctimas de un engaño continuo, que no sabemos hasta qué punto puede afectarnos. España actualmente está viéndose afectada por las mentiras de los políticos, pues el partido que está gobernando, para conseguir la candidatura, prometió al país que saldría de la crisis, aumentarían los puestos de trabajo, etc. A día de hoy, sabemos que hay una situación económica desfavorable y que cada día hay más parados y gente desahuciada. Además, se están privatizando muchas instituciones que antes eran públicas, están denegando becas a gente que lo necesita y el nivel de vida cada vez está siendo más costoso. Debido a este tipo de acciones, los políticos están perdiendo credibilidad, incluso aquellos que realmente quieren hacer buenas labores para la sociedad.
Desde otra perspectiva, toda mentira tiene algo de verdad. Aludiendo al tema de la prensa y las noticias, una razón de que no cuenten toda la verdad y que alguna veces “maquillen” los hechos es con el fin de no alertar demasiado a la sociedad, o que simplemente hay verdades que no pueden ser contadas por el mero hecho de que pueden herir la sensibilidad de ciertas personas y esto sobrepasaría los valores de la moral humana.
Bajo mi punto de vista, todo lo ético y moral debería estar basado en la verdad. En el tema referente a la política, esto cobra más relevancia, pues todo lo que acontece en nuestro país es sumamente importante y nunca debería estar la mentira de por medio, es más, tendría que haber transparencia en los hechos. Por otro lado, si analizamos otras situaciones de la vida, nos damos cuenta de que hay verdades que hacen daño y que muchas veces es mejor mentir, pero sólo para proteger al individuo de algo que no está capacitado para conocer o que le puede herir psicológicamente. En este caso, en el ámbito político, se recurre a esta serie de mentiras, o también llamadas falsas promesas, con el fin mencionado de persuadir a la población. Esto se hace de forma intencionada, es decir, los políticos saben que están mintiendo o enmascarando la verdad deliberadamente, por lo que sus acciones no son moralmente aceptables según nuestros valores éticos de hoy en día. Además, con sus acciones están alterando el presente de todo su pueblo, el cual se supone que es por el que están luchando e intentando mejorar. Basándonos en nuestra vida diaria, me gustaría poder destacar que todos, sin excepción, cometemos errores y, por consiguiente, mentimos: estas mentiras pueden perjudicar a ciertos y contados individuos, no a una gran masa de población, como pasa en el caso de la política.
En resumidas cuentas, yo apuesto por un “no” rotundo a la cuestión previamente planteada: no es ético mentir en política. Como ya he argumentado, existen algunas excepciones y casos en los que la mentira puede estar justificada, pero hemos puesto de manifiesto que la mentira acarrea más inconvenientes que ventajas, y puede perjudicar a todo un país. En definitiva, los políticos deberían prometer menos y actuar más honradamente a favor de su pueblo.
Sheila Pérez Lorenzo (1ºBAC HUA)



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