¿Cómo
sabemos si nuestras autoridades están siendo sinceras con el pueblo? ¿Cómo
sabemos que lo que estamos viviendo no es una farsa? ¿Realmente queremos
conocer todo aquello que sucede?
El mentir en
política no es un tema fácil de tratar, siempre existirán diferentes puntos de
vista; algunos creerán que un político no debe de mentir en ninguna situación,
sin excepción alguna, que en su veracidad se basa la confianza del pueblo.
Otros, como es mi caso, creerán que, dependiendo de las circunstancias que se
presenten, el político deberá mentir o no, siempre buscando el bienestar de la
ciudadanía.
Es
preferible que el pueblo sepa cuáles son las intenciones de las autoridades,
qué es lo que pretende hacer con su poder, y, de esta manera, conocer la
repercusión que dichas decisiones podrían ocasionar.
Pero... ¿Y
si dicho político no quiere comunicar la verdad en su totalidad? En cierto modo
nos estarían mintiendo, pero también hay que tener en cuenta que un político,
así como cualquier otra persona, tiene derecho a salvaguardar su intimidad, y es
por esto que siempre será suya la decisión de mentir o no, de revelarnos toda
la información o únicamente una parte de ella.
Cualquier
persona, alguna vez en su vida, ha mentido; quizás para lograr algo, para no
sufrir alguna consecuencia, o quizás para enmendar un error. Existen muchas
razones por las que se miente, pero independientemente de éstas, si todos hemos
mentido, ¿por qué un político no podría hacerlo? ¿Acaso nosotros tenemos
derecho y los políticos no? Es verdad que en sus manos puede estar la vida de
muchas personas, que no es igual una mentira que afecta a unos cuantos que
aquella que perjudica a todo un pueblo. Pero el problema no es la mentira en
sí, es el hecho de mentir, de tratar de engañar, hacer creer que se vive en una
realidad diferente.
Mentir...
¿Qué es mentir? Mentir es decir aquello contrario a lo que sabemos. Mentimos
cuando sabemos que lo que decimos es incorrecto. Una mentira, al ser
descubierta, es dañina, no sólo para aquel que la dice, sino también para aquel
que la padece, puesto que se elimina la confianza entre los individuos y, con
ello, se deteriora la convivencia.
Cuando un
pueblo conoce la verdad puede sentirse libre. Pongamos un ejemplo: Si una
nación se encuentra en amenaza de guerra, sus autoridades preferirán no decir
la verdad en su totalidad, simplemente advertirles, porque si se da a conocer
toda la situación real las personas huirían por temor. En este caso, si las
personas conocieran qué es lo que sucede exactamente, tomarían la decisión de
quedarse en el país o salir de éste, tendrían libertad.
Según
Maquiavelo, en ocasiones el fin justifica
los medios, no importa la manera en la que se obtenga algo, lo importante
es llegar a alcanzar el objetivo perseguido. Un político puede mentir para
lograr ganar las elecciones, mediante propuestas falsas y promesas que no se
cumplirán. También puede mentir para no perder su cargo. Pero si las cosas se
obtienen de esta manera... ¿Dónde queda esa satisfacción de trabajar arduamente
por aquello que se desea?
La mentira
desempeña un papel muy importante en la política, la autoridad, con sutileza,
enmascara las falacias con el fin de que luzcan como verdades. También, la
verdad se oculta mediante el silencio, callando aquella información que
pertenece al pueblo. Si algo no se menciona, nadie sospecha de ello.
En
conclusión, no me decanto por una opción clara a la hora de decidir si el
mentir en política es ético no, puesto que considero que todo depende de la
situación. Habrá ocasiones en las que el político podrá mentir, otras claramente
en las que no. Por un lado, es injusto que aquella persona en la que le
hemos depositado toda nuestra confianza, brindándole nuestro voto, nos trate de
convencer por medio de mentiras. Pero, por otro lado, el político tiene que dar
a conocer la información de una forma cautelosa, debido a que cualquier información
dirigida al pueblo se difunde rápidamente por los medios de comunicación.
En suma,
considero que el político debe dar a conocer la mayor parte de información,
independientemente de si esta es buena o mala, pero también se debe respetar
que un gobernante haya mentido si lo ha hecho con la intención de favorecer al
pueblo.
Noemi Nazco González (1ºBAC HUA)
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