TRANSLATE

lunes, 3 de noviembre de 2014

¿Es ético mentir en política?



Desde que comenzara la democracia y el pueblo eligiese a sus gobernantes por votación, éstos siempre han
intentado “venderse a sí mismos” para ganarse la aprobación popular. Para ello, exponen lo que harán (o no harán) durante su mandato si son elegidos: salir de la crisis, mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, etc. Pero no siempre hacen lo que prometieron anteriormente, o no como dijeron que lo harían. Otras veces, por ejemplo, cuando están ya en el poder, y para evitar las críticas por algunos de sus actos, ocultan información. ¿Es esto aceptable? ¿Es ético mentir u ocultar información para “proteger al pueblo” o evitar “jaleos” innecesarios? Pues bien, yo pienso que, a veces, sí.
En primer lugar, a la gente le gusta que le den buenas noticias. Está harta de que donde quiera que mire se encuentre con una decepción. Por lo tanto, que un candidato a gobernante le muestre un futuro menos negro le hace ver todo con más esperanza. Está mal prometer cosas que no vas a cumplir o que están completamente fuera de tu alcance; hay que ser realistas. Sin embargo, es importante motivar al pueblo. Puede que el futuro no sea favorable, pero al menos se debe afrontar con optimismo y  esperanza.
En segundo lugar, hay aspectos dentro de la Justicia que son un tanto turbios: la lucha contra el contrabando de droga, el rescate de rehenes, etc., que se tienen que resolver usando métodos que a un ciudadano de a pie le pueden parecer incorrectos. Por ejemplo: se dan casos en los que para poder localizar a los cabecillas de una banda que se dedica a introducir droga en el país, es necesario comprarles droga o infiltrar a alguien dentro de esta organización para que obtenga información. Todo esto se hace usando el dinero del Estado y el pueblo no siempre está de acuerdo. Además que, si lo supieran, los integrantes de la banda lo sabrían también y la operación fracasaría.
En tercer lugar, las relaciones entre los países no son siempre como parecen. A veces, el Estado sospecha de la posible posesión de armas de destrucción masiva o de una conspiración por parte de otro país, y decide espiarlo. Esas sospechas y esa información obtenida son ocultadas porque, de saberse, se produciría un gran revuelo tanto a nivel nacional como internacional.
En cuarto lugar, y haciendo un poco de referencia a mi primer argumento, si el país está atravesando una época desfavorable, es bueno subirle el ánimo y darle esperanzas de un futuro mejor, aunque no se esté muy seguro de ello.
Muchos dirán que las mentiras están mal y que el pueblo tiene derecho a saber lo que pasa, ya que son supuestamente los que tienen el poder y los que deciden, pero hay veces en las que las opiniones de todos se confrontan sin que se consiga una respuesta común y el saber de todos los problemas que tiene el Estado asusta a los propios ciudadanos. Todo esto lo único que trae es miedo, confusión y malestar.
Estos son los únicos casos en los que veo justificado el acto de mentir en política. Otros, como la corrupción, el blanqueo de capitales, la compra de votos para amañar unas elecciones, etc., se deberían condenar con penas ejemplares, porque con ello no se busca el bien común, sino el personal, el de cada uno de los que los llevaron a cabo.
El pueblo debe estar informado de lo que pasa en su país y merece que sus gobernantes busquen lo mejor para ellos: ayudas para los más necesitados, facilidades para todos, etc. Pero hay veces en que, para garantizar su seguridad, evitar el sufrimiento y mantener a la nación tranquila, el gobierno debe ocultar cierta información al pueblo.
Amalia Pérez Rodríguez (1º BAC CTA)

No hay comentarios:

Publicar un comentario