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martes, 7 de octubre de 2014

La globalización




En la actualidad se habla insistentemente de la globalización, pero ¿qué es exactamente? Podríamos definirla en pocas palabras como la interconexión de las culturas de todo el mundo política, económica y socialmente. Se trata de una realidad de la que podemos darnos cuenta con tan solo ir al supermercado. ¿De dónde viene lo que compramos? Muy sencillo: de cualquier parte del mundo. Pero esta internacionalización no solo afecta a lo que consumimos, sino que también se están viendo afectadas nuestras tradiciones e ideologías, lo que nos está llevando a una homogeneización cultural. Este fenómeno tiene tanto aspectos positivos como negativos:
En primer lugar, al influenciarse una cultura de otra, ciertos comportamientos como la lapidación o la esclavitud, que no se dan en el resto de países, empiezan a abandonarse o, al menos, a no ser tan frecuentes.
En segundo lugar, al tener un mercado interconectado y común, es posible encontrar un producto que no pertenece a la dieta de un país o que no está de temporada.
En tercer lugar, debido a las relaciones entre países y de organizaciones como la ONU, se está progresando en la lucha por los Derechos Humanos a nivel mundial.
En cuarto lugar, el avance y las facilidades que ofrecen los medios de transporte a gran escala nos permiten movernos por todo el mundo sin demasiada dificultad, lo que produce un aumento en el turismo de cada país, lo cual le genera beneficios económicos.
Aunque, como ya dije, todo no es bueno, ya que la homogeneización cultural nos está llevando a la pérdida de ciertas costumbres propias de un país y, por lo tanto, también de la diversidad cultural mundial.
Asimismo, la cultura dominante (en este caso la estadounidense) es la que controla el monopolio y, por consiguiente, la que sale generalmente beneficiada; mientras que los países tercermundistas tienen que sufrir condiciones infrahumanas debido a la sobreexplotación a la que se ven sometidos. Por lo tanto, tras sopesar los pros y los contras, pienso que la globalización, en general, es positiva, pero siempre intentando conservar la esencia propia de cada cultura y tratando de que haya la mayor igualdad posible entre los distintos países, aunque esto último no sea fácil de conseguir.
Amalia Pérez Rodríguez
2º BAC CTA

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